lunes, 18 de abril de 2016

Como decíamos ayer


Resultado de imagen de prefiero morir de pasion que de aburrimiento


Madrid, un día desconocido como este en que preferí morir de pasión antes que de aburrimiento y en el que tuve que desafiar exactamente lo mismo que hoy. Años de duro esfuerzo por mejorar, de perdonar mi alma confundida de equivocaciones y encontrar mi vocación me han traído hasta aquí, el lugar desde el que hoy os saludo a tod@s. Y en esta parada del camino que no termina quiero comenzar dando las gracias. Gracias, porque he hecho por lo que realmente he querido, porque me he permitido creer en mí y en mi sueño como una loca ambiciosa y cabezona mientras nadie lo hacía, mientras había personas que me llegaban a decir que en paro y aún perdida, ya no me podían admirar como cuando todavía no me conocían de nada -cuando era ese camino que hice, precisamente, lo admirable-. Pero lo que llegué a saber acerca de personas que se comportan de este modo fue que ellos tendrían miedo de perderse tal y como se conocen para seguir su propio sueño, para encontrar su camino y su auténtico propósito de vida. Muchas veces, en la vida, para encontrarse a uno mismo hay que encontrarse perdido, ya veis que paradoja; pues esto es lo que aprendí y lo que me da la necesaria fuerza de convicción para seguir adelante.

Yo me permitía estar débil y quizá derrumbada en esos momentos porque sabía que aunque durara días, meses, años... yo iba a alcanzar lo que verdaderamente quería hacer con mi vida, porque lo cierto es que sé que me lo merezco. Ellos tenían miedo, miedo de derrumbarse para poder levantarse y, comprendiendo esto, llegué a perdonarlos, no solo por haberme estorbado en vez de haberme ayudado y confiado en mí cuando yo solo confiaba en ellos, sino también por haber llegado a ofenderme y obstaculizar mi propia dignidad y mi camino de firme esperanza con sus propias expectativas y exigencias, cuando eran ellos quienes verdaderamente no iban a arriesgar por vivir su propio sueño y se permitían responsabilizarme a mí de no hacerlo, cuando no lo hacen tan solo por el miedo a perder la comodidad y la seguridad ya adquirida, por no tomarse la molestia de arriesgar hacia la aventura única de vivir y avanzar. ¿Comprendéis que en el fondo una parte de mí supiera con certeza que todo eso le daba igual, que nada ni nadie iba a detenerme de ser esa buscadora y esta "encontradora"? He de deciros que así ha sido y hoy es cierto, cristalino.

Ninguno de mis miedos ni debilidades ha sido capaz de detenerme, porque no he tenido fuerzas para rendirme, porque no he tirado la toalla ni aun encontrándome en el suelo y yo no he dejado de nutrir lo poco o mucho que he podido todo lo bello y verdadero de este mundo; todo aquello que realmente elegí en mi vida diaria porque así lo quise.
Lo más difícil en todos estos años ha sido hacerme comprender por las personas más queridas para mí desde este camino tan largo y tan duro, expresar mis emociones y sanar la herida de muchas decepciones acumuladas. Simplemente, nunca perdí la pequeña luz que había en mí porque a pesar del miedo que solía tener apostaba con certeza absoluta por todo esto. Sabía que era cuestión de tiempo, por mucho que otros me metieran prisa por que cambiara mi situación para ser felices a costa de los demás en vez de satisfacer sus propias expectativas ellos mismos.

¿Os digo un secreto? Nadie puede satisfacernos, solo nosotros mismos somos capaces de hacerlo. No podéis satisfacer a nadie, porque para las personas insatisfechas nada será suficiente, por eso las personas que tienen esa actitud son incapaces de sentirse bien con ellos mismos y de disfrutar de sus posibilidades de vida. Como si cayera de los árboles, esperan que les llegue la felicidad, y si no les llega de fuera, terminan con todo lo que tengan delante. Como ciegos autómatas, suelen ver una gruta siniestra en vez de un camino de posibles tesoros por encontrar y mapas por escribir, y tierras por conquistar. En realidad prácticamente todo lo que nos sucede en la vida no depende de que la vida se haya dado de un modo determinado que no hayamos podido evitar, sino de como la vemos.

La vida está lejos de ser la tómbola de Marisol, para bien o para mal. Os encontraréis con muchísimas personas que se lamentan del camino erróneo decidiendo -sí, decidiendo, digo- que no pueden hacer nada y van a por otra posible papeleta de la tómbola en vez de mirar sus propios pies, los que les han llevado a esa situación que suele repetirse una y otra vez, es decir, ellos mismos y su manera de vivir.

Bueno, para que me conozcáis he tenido que hablar un poco de mi drama, en las siguientes entradas comprenderéis claramente qué nos ha traído a todos aquí y qué es el tipo de Coaching que hago, pronto veréis que se puede seguir un camino lleno de juego, humor, imaginación, acción y aprendizaje todos los días. Sí, se puede. Y que nadie os haga creer lo contrario. Para eso estamos aquí...

Pues hale, os deseo que soñéis, pero cometiendo el sueño, ¡bajadlo a la tierra! ¡cometed! Y si os ha salido mal, lejos de abandonar, ¡¡¡volved de nuevo ahí delante, a hacerlo y decidle quién sois!!! Todo es posible para quien se atreve. ¡Ese es el tema! ¡no hay más!





Os espero, muy pronto. ¡Esperadme! Llegaré...

1 comentario: